En los últimos veinte años el sistema de educación básica de nuestro país ha registrado importantes reformas que han afectado -para bien o para mal- las condiciones laborales de los docentes al servicio de la educación pública.
Desde mayo de 1992, los argumentos escuchados entre el magisterio, como formas de adaptarse a esas reformas, se expresan en sentencias como estas: "carrera magisterial se acabará el próximo año", "los que están dentro es porque pagaron", "nos van a igualar el sueldo a todos".
Desafortunadamente fueron pocos los maestros (las estadísticas de la SEP indican que sólo alrededor de 15% del total de docentes de educación básica) los que alcanzaron altos niveles en la Carrera Magisterial y con ello, beneficios económicos que les permitió modificar sus condiciones laborales, económicas, profesionales y de vida.
Es decir, que después de poco más de veinte años, el gremio magisterial no ha desarrollado una capacidad adaptativa ante los procesos de cambio que globalmente se están generando en los sistemas educativos de la mayoría de los países en desarrollo.
Las causas que generan esta falta de respuesta, por parte de los maestros y las sociedades a las que sirven, son desde estructurales -la sociedad mexicana ha cambiado muy poco en estos veinte años- hasta los de toma de iniciativa gremial y personal; la constante ha sido la inmovilidad profesional de los docentes. Se puede observar que las creencias gremiales de que "el sindicato nos respalda" están desconectadas de toda realidad.
Y entonces habría que revisar si mantenernos a la sombra de una burocracia sindical (local y nacional) -que no nos representa ni nos defiende- es útil para enfrentar y adaptarnos a los cambios por venir. Porque esos cambios nunca se han detenido ni se detendrán. En este sentido apunta el documento que ahora compartimos con ustedes, una lectura minuciosa mostrará que los cambios (y los posibles efectos negativos) en nuestras condiciones laborales continuarán, si el gobierno mexicano aplica las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Entonces ¿esperamos que el sindicato (SNTE delegación, sección y nacional) nos respalde? o tomamos como propia la responsabilidad de proteger nuestra fuente de trabajo y la mejora de nuestras condiciones laborales?
Si optamos por la última de estas dos opciones estaremos obligados hacer cosas diferentes para obtener resultados diferentes. Y les pregunto ¿Cambiamos o seguimos como estamos? Los invito a leer este documento:
Avances en las reformas de la educación básica en México. Una perspectiva desde la OCDE
Al leer esto a dos años de su publicacion considero que muchos habrán cambiado su forma de pensar, o por lo menos tendrán la avidez de encontrar respuestas para si mismos.
ResponderEliminarAYERDE
Esa es la intención. En todos los procesos de cambio institucional se aplica una estrategia que la psicología propuso hace mucho tiempo: Reconocer, Aceptar, Cambiar. En ese camino estamos en la Josefa. Saludos!
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